Pierde oportunidades. Si está buscando un nuevo trabajo, sus entrevistadores revisarán que se habla en internet sobre usted. Si está aplicando para una visa de migración, igualmente. Si desea comenzar una nueva relación bancaria, primero investigarán en internet sobre usted. Si sus hijos empiezan a ir al colegio y le toca socializar con otros padres, se enfrentará a que lo googleen y descubran su pasado. Si quiere rehacer su vida y tuvo un divorcio traumático, no le hará muy bien que los allegados de su conyugue vean publicada alguna sentencia judicial de su relación previa.
Para las empresas es igual. Por muchas cosas buenas que haga, siempre le recordarán más por aquella terrible que alguna vez sucedió. Su competencia puede apoyarse allí para hacer hincapié de sus debilidades en nuevos lanzamientos, en su manejo con el personal, en su fiabilidad como marca. El historial de un ejecutivo puede convertirse en una bola de nieve cuando salga una noticia inesperada en los medios. Puede perder nuevos negocios, oportunidades con bancos, etc.
Lo peor ocurre cuando no toma ninguna medida para atenuar la mala publicidad y está se convierte en un tornado viral en su contra.
Tanto en la vida personal como profesional, ahora todas las relaciones comienzan con una búsqueda en internet; un buscador o las redes sociales es el primer lugar a donde recurrir para obtener información sobre algo de lo que se desconoce. Y usted quiere que lo primero que aparezca sea lo que le conviene que sepan.